viernes, 21 de diciembre de 2012

Asco y odio en el banco Nación

Hoy me tocó ir a hacer un trámite al banco Nación de mi ciudad. La única sucursal que existe.

Cuando entré iban por el número C 95. Yo tenía el E 10. O sea que me quedaba esperar 115 números y el banco estaba tan repleto de gente que casi ni asientos libres había. El lunes y martes serían feriados, no quedaba otra que esperar. Me lo tomé con soda. "¿Con qué mato el tiempo de espera?", me pregunté. "Escucho música (ya venía escuchándola) y sigo leyendo el ebook en el iPod touch".

A los 20 minutos, pasó uno de los policías, se detuvo frente a mi y me hizo una seña:
- no se puede usar celulares.
- no es un celular; es un reproductor de música, y estoy leyendo, le respondí.
- igual guardalo porque PARECE un celular.
- ¡NO ES UN CELULARRRR!, le respondí sin paciencia y con toda la furia.

El cana ignorante siguió de largo y fue a cerrar las puertas de entrada. Nos quedamos encerrados. Eran las 15hs.

Como yo soy una tipa obediente, a pesar de no estar infringiendo ninguna norma, puse mi mejor cara de orto, resoplé y me comí el garrón. Para no armar más quilombo del que había en el banco.

Al ratito un tipo al lado mío sacó su EVIDENTE celular Samsung y se puso a pelotudear con él, durante 15 minutos. Del policía ignorante ni noticias. Luego, otra chica sacó su celular, toqueteó algo y lo guardó. Un rato después vi a una mujer HABLANDO por celular. 

Yo seguía sumando furia e indignación. Porque el cartel que dice "prohibido usar celular" se ve por todos lados y nadie le da pelota. Pero claro, a la tarada no le dejan usar un iPod porque PARECE un celular. Me daban ganas de decirle al cana: "No es mi culpa que se parezca a un celular ni que vos no diferencies un celular de un iPod touch, dejame seguir leyendo, algo que a vos te vendría MUY bien". Pero como no se me da armar quilombos y menos con la autoridad, me segui comiendo el garrón, muy embolada. 

Eran las 15.30. Aún me faltaba media hora para salir. 

Ya quedaba poca gente en el banco. Por allá veo que, desde atrás del mostrador, un empleadito nuevo me hace señas, señalándome la cabeza. Me acerco:

- los auriculares, no se puede, me informó el pibe.
- ¿¿¿el policía me hizo guardar el iPod y ahora me hacés sacarme los auriculares???
- son normas de seguridad...

Nuevamente obedecí, no sin antes refunfuñar en voz alta que "era una ridiculez" y ampliar mi cara de ojete. En ningún lado dice que no se puede usar auriculares. Voy a exigir que me traigan la disposición detallada por escrito, a ver qué cosas puedo ingresar a un banco. Y van a tener que actualizar los carteles y poner:

 "prohibido el uso de celulares y 
cualquier otro elemento que se le parezca,
ah y tampoco auriculares"

No sea cosa que una señora vaya con una calculadora y ponga en peligro a los presentes, o un control remoto, o un videojuego de mano. Porque había un gordito jugando con un gambeboy. Y tampoco nadie le llamó la atención.

Me senté. Me quedaba poco. Miro a mi derecha: un sujeto con un SAMSUNG GALAXY blanco del tamaño de una ojota número 42, muy pancho, whatsappeando como si nada. ¿Y el policía que vela por el cumplimiento de las normas? Quién sabe.

Inmediatamente, el empleado que me habia pedido que me quitara los auriculares pasó por al lado mio y se volvió para disculparse.

- perdoná, pasa que son normas..
- sí, lo entiendo, ¡pero yo no estaba infringiendo ninguna norma!, le respondí ya muy sacada. El policia me llamó la atención por UN IPOD, lo guardé y al rato CUATRO personas usaron su celular y nadie les dijo NADA. CUATRO. ¡Si hay normas, que sean para todos por igual!
- y pero son órdenes que nos dan...
- ¡Hace una hora y media que estoy acá! ¿¿¿Y recién ahora VOS venis a decirme que me saque los auriculares???, le aclaré. Ya nada tenía sentido.
- bueno... el banco ya cerró. Sacalo si querés.
- ¿me estás cargando? ¡ya me toca el turno y me voy!

El pibe se fue afuera a fumar. Al policía le sonó SU PROPIO CELULAR y se fue afuera a hablar.

Y yo, la estúpida obediente, llena de furia y ganas de asesinar a los pelotudos e ignorantes del mundo, me quedé piolita. Porque yo conozco cómo son las leyes de Murphy. Cuando, sabiendo que no estoy in fraganti, me quiero hacer la justiciera, las cosas me salen mal, siempre. Tiro por la culata. Y la ridicula resulto yo.

Era todo surreal. Parecía una cámara oculta. En el banco había 200 personas y a la única que le llamaron la atención, DOS VECES, dos personas distintas, fue a mí. De no creer.

La idiotez está llegando a niveles impensados. Y yo  me parece que la próxima vez me voy a dejar la obedencia en casa.




5 comentarios:

  1. Tendrías que haber vuelto a ponerte el ipod cuando viste gente con celular, y si hermano volvían a decir algo hacías notar a los demás

    ResponderBorrar
  2. No es nada fuera de lo común lo que te pasó. Solamente para cumplir un librito (que ni siquiera, porque en tu caso no estabas fuera "de la ley"), pero JAMÁS para hacer ALGO EN SERIO, CON FINES REALES.
    Un asco.
    Lo mismo pienso con las multas de tránsito. Ojalá fueran SERIAS y sirvieran para REALMENTE cambiar algo en la calle, pero, para lo que te das cuenta que las usan es ÚNICAMENTE para recaudar fondos. Triste.
    Tristeza y asco.
    Desilusión.

    ResponderBorrar
  3. ah no no no no! no leí el post, lo admito, pero mirá como tuneaste piel de gallina! sí, es cierto, mal vero por no entrar hace mil pero bue jejeje la vida viste? :p
    beso enormeeeee amiga!

    ResponderBorrar
  4. Si a mi me paso!!!Horrible!!!Te queres comer a todo!!!Pero bue...a masticar paciencia que en la vida todo vuelve.-

    ResponderBorrar
  5. a mi me paso hoy, y como vos decis en ningun lado dice que este prohibido porque es que no colocan los carteles a la vista si es que realmente no se puede? es un tremendo engaño solo quieren pasar por encima de uno

    ResponderBorrar